Embrujo

EMBRUJO... inspiración especial

Por Richard Prieto Mazzoli

Uruguay

Cuando la conoció, a él le pareció una mezcla  de ángel y hechicera con un brillo especial en sus ojos y sus alas. Cuando ella lo vio pensó que él  podría ser una persona interesante pero le demostró un frío desinterés. Cuando por primera vez fueron a bailar él la observó callado desde su rincón, pensó que se movía felinamente y soñó con poseerla, pero no se animó,  sin saber por qué. Al verla sola tomó la decisión de hablarle y balbuceó algo tontamente  “no bailaste conmigo”, le dijo y ella lo acribilló con un “vamos ahora” que él no pudo responder con acciones.

A la noche siguiente él no supo explicar porque no podía dejar de pensar en ella, ni de moverse de un lado a otro de la mesa, casi al borde del ridículo, inventó excusas para hablarle, que ella, con total control de su poder, respondió encantándolo cada vez más. En un momento se vio en la danza de su magia, su cuerpo tibio lo envolvió y el sintió su calor de mujer, tenía que besarla y lo hizo, ella le respondió y lo volvió suyo.  La noche los encontró en la terraza, hacía frío, pero estaban inconscientes a todo, cálidos besos como puentes de amor los comunicaron, las manos de él buscaron su piel dulce y suave.

A la tarde pasearon por el río, ella estaba ausente, pasearon por la calle y ella pensaba, él estaba triste sin saber porqué. Por primera vez en mucho tiempo tuvo celos, ella volvía de la calle con “otro él “  él quiso ignorarla, pero ya era tarde.

El momento  de gloria no concluyó en éxtasis por decisión de ella, aunque él pudo probar un poco de su dulce veneno.

La última noche había empezado, ella estaba en el pasillo dulce y mágica, sus ojos brillaban como diamantes robados, a él le pareció una mezcla de ángel y hechicera con un brillo especial en sus ojos y sus alas, pero era tarde para escapar de aquel embrujo, ya le pertenecía y solo quería amarla.