viernes, 18 de marzo de 2011

Barranquilla, ciudad de contrastes

Por Angélica Obando Solano
Paseo Bolívar
Comunicadora Social – Periodista
angieobando@hotmail.com

El 7 de abril de 1.813 Barranquilla fue erigida como villa, su historia hace parte de las entrañas de todos sus pobladores que siglos tras siglos han sido testigos de su devenir.

Aquí se combina la alegría propia del Caribe, que se desborda en la manifestación cultural más grande del país como es el Carnaval, declarado en 1993 como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad  por la Unesco, así como la actividad comercial e industrial de esta urbe que la coloca entre una de las ciudades más importantes del país.

Edificio Palma, hoy no existe.
El 18 de agosto de 1993, el Congreso de la República de Colombia, por medio del Acto Legislativo Número 01 del 17 de agosto de 1993, eleva a Barranquilla a la categoría de Distrito Especial, Industrial y Portuario.

Iglesia de San Nicolás de Tolentino, primera Catedral
Barranquilla tuvo su época dorada, al ser llamada la Puerta de Oro de Colombia, no con grado ostentoso sino por ser el punto de entrada del progreso a esta nación. Esta denominación fue dada por el presidente Mariano Ospina Pérez en 1946, al inaugurar los primeros V Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Ella fue la cuna de la aviación civil en el mundo, fue la primera ciudad en transporte marítimo y fluvial, como la primera en tener teléfono en Colombia, por acá entró la radiodifusión al país, se crea el primer puerto y la primera compañía de servicios públicos (Telefonía). El muelle de Puerto Colombia fue el segundo más largo del mundo en su época y es aquí donde se erige el primer hotel turístico en Latinoamérica, como lo es el Hotel El Prado.

Barranquilla no sólo tenía en su haber el progreso económico y en las comunicaciones, sino que contaba con una población que se destacó por tener habitantes que apoyaron la lucha libertadora.

Su desarrollo como puerto fluvial y marítimo de primer orden hacen que Barranquilla haya sido en el transcurso de toda su historia republicana cuna de grandes acontecimientos en el proceso de desarrollo de Colombia.

Hermosas casas republicanas nos recuerdan la historia de esta ciudad, acogedora de inmigrantes y acompañada de una pujanza fruto de la combinación de  culturas. Por eso siempre se ha destacado a esta ciudad como acogedora.

Carnaval de Barranquilla, una mezcla de culturas
El nombre de Barranquilla hace referencia a su naturaleza de población ribereña, aunque con el paso del tiempo, la ciudad pareció olvidarse del Magdalena, dándole la espalda. No obstante, las construcciones de antaño que miran hacia al río y que hoy parecieran darle la espalda a la ciudad nos susurran que él está ahí imponente. Barranquilla es río y mar y eso no se puede olvidar.

No obstante a esa gran etapa de la historia de Barranquilla, luego sobrevino una larga temporada gris que rezagó a la ciudad, tal vez como argumenta un escritor “por lo que Arnold Toynbee llama con mucha propiedad "El Estado Universal". Situación que se vive cuando el conglomerado humano llega, por acumulación de "méritos", a dejar de sentir el estímulo que lo impulsa a actuar porque se conforma con la situación de aparente bonanza que está viviendo”.

La historia de Barranquilla se entristeció con la falta de planeación, la pobreza, cacicazgos políticos, y poco a poco hemos sido testigos de cómo ya no somos los pioneros en Colombia. Se cayó el muelle de Puerto Colombia y la Plaza de San Nicolás se rebotó de vendedores dejando como si fuese un espejismo la grandeza del sector.

Su santo patrono es San Nicolás de Tolentino, y es en su hermosa parroquia y plaza del mismo nombre por donde pasó la historia de las familias barranquilleras, la que con el pasar del tiempo fue olvidada y dejada oscurecer y ensombrecer por una multitud de ventas ambulantes que luego fueron estacionarias y que escondían lo que fue la plaza más hermosa de la ciudad. Sin embargo esfuerzos del gobierno distrital y nacional hoy hacen renacer nuevamente a esta parroquia y plaza, con una inversión superior a los 20 mil millones de pesos.

No obstante, Barranquilla ha venido recuperando su credibilidad, su cultura de servicio y apropiación de lo suyo, sigue siendo un buen lugar para vivir, donde sus natales se sienten a gusto y los que viven fuera añoran regresar.

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