lunes, 4 de octubre de 2010

Embrujo II

Embrujo II

Por Angélica Obando Solano
Colombia

Su mirada, la madurez de su cuerpo,  y en definitiva su forma de cautivar con el uso de la palabra le conquistó.

La primera noche que le vio, apareció de la nada, a sólo dos puestos suyos estaba él, allí en medio de una mesa de risas, era el centro de atención para todos los comensales.

Hizo comentarios acertados que lograron despertar su ya lánguido interés de tiempos inescrutables. Un comentario lo inició todo, latentemente dejó pensar que le agradó.

Fue verle nuevamente y con una esperanza remota esperar que fuera libre, no sabía para qué, ya que se sentía atada a kilómetros más allá.

Y precisamente la palabra “libre” apareció en sus labios como una consigna intima.

La promesa al aire de bailar un ritmo caribe con ella entusiasmó sus esperanzas que fueron fortaleciéndose con el paso del día.

Al llegar la noche fue conciente de que su figura cautivó aquella mirada que insistía desde temprano.

A propósito se ubicó a su lado en aquel lugar donde unos chicos y una chica soñaban con llenar escenarios con su música, no obstante no sintió respuesta. Espero y sólo espero...

Cruzó la calle con la esperanza de que su promesa fuera certera. Ya en la pista le observó varias veces, mas él parecía distraído en sus pensamientos.

Caída la madrugada le vio a lo lejos, se dirigió pretenciosamente y con amago de desinterés cerca de donde se encontraba él. Vestido de negro, se le acercó, le hizo un reclamo al que casualmente respondió con el deseo de que él accediera a sus encantos. Sin embargo, sobrevino el desaliento, el cual se esfumó con las manifestaciones del día siguiente.

Él estaba ahí con su andar distraído, su pose indiferente, su estilo dominante, conquistador con recelo, su alarde de buen orador, mostrando y no mostrando...

Caminaba lento hacia la mesa en espera de que él ocupase un asiento cerca de ella. No fue así. No sabía el porqué. Seguir adelante, pensó.

Empero lo tuvo a su lado varías veces, de forma picara tomó sus manos varias veces, dio la espalda a todo los demás... ensimismada en sí se dijo que debía decirle a aquel hombre de porte elegante, como a ella le gustan, cabello blanco, bellos ojos y personalidad atrayente lo que no  podía aguantar, que la estaba volviendo obsesionada.

Tomó la decisión y esta vez ella se acercó, en un momento mágico el lugar se volvió una pista de baile. Fue la excusa excelente para abrazarse mutuamente, sorpresivamente sintió el roce de sus labios en su mejilla, más adelante ella hizo lo mismo... fue mágico... dos almas se unían en un beso inocente... unas manos que querían escudriñarse mutuamente...

¿Cómo ocultar eso? Ella lo intentaba, algunos que otros sospechaban... la música se detuvo, la manos seguían atadas... cómo permitir que el tiempo fuera un obstáculo... no podían... ya sus seres estaban unidos.

Otro encuentro casual en un taxi, caricias en su rostro le supieron al mejor manjar probado... una noche que prometía ser mejor...

Una vista nocturna les esperó, una luna que fue cómplice de sus besos y caricias, tan tiernos que no parecían reales. Sus miradas se cruzaron y parecían amarse.

Otro día sobrevino para los dos, esa mañana ella sintió celos. No le quiso corresponder sus miradas. Al mediodía una llamada a su habitación resonó en su corazón, besos furtivos, le volvieron loca... un paseo por el río le demostró su interés... sus palabras de desaliento le conmovieron... tomados del brazo volvieron... sin embargo un miedo inundaba su ser, tal vez ante algo tan inusitado que no podía controlar, huyo rápido hacia la calle, al volver le vio allí escribiendo, le invitó a seguirla, su respuesta fue la esperada...

Más tarde las calles le unieron, sus frases volvieron a ser dulces. En el restaurante parecieron novios, volvieron a estar solos uno frente al otro en la acogedora oscuridad, fue especial su tratamiento, sus palabras, su comprensión, sintió amarle de verdad, su cuerpo estaba aterrado de la respuesta...

A pocos metros de su dormitorio, en una despedida tormentosa sintió que le amó y que ya no podía escapar. Descubrió el embrujo...el amor, la amistad y la lealtad.

Ahora ella camina por un sendero que busca encontrarse con el de él.



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