martes, 30 de noviembre de 2010

Cada minuto 6 mujeres son víctimas de violencia en Colombia.

La violencia contra las mujeres en Colombia arroja cifras que nos avergüenzan como sociedad. A modo de ejemplo, según el Centro de Información del Sistema de Naciones Unidas (Cinu) en Bogotá, cada minuto seis mujeres colombianas son víctimas de algún tipo de violencia y tres son asesinadas cada mes. Más del 90% de los casos de violencia basada en género en Colombia quedan en la impunidad.

La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Colombia, en el marco de la Campaña Alto a la violencia contra la Mujer en el trabajo y en el hogar, denunció que durante el 2010, 78 mujeres vinculadas al movimiento sindical han recibido amenazas, tres han sido víctimas de atentados, dos asesinadas y tres padecieron hostigamientos.
 
La congresista Alexandra Moreno denunció que en el último año se han presentado en total 94 denuncias por presuntas violaciones de mujeres y menores de 14 años por parte de integrantes de las Fuerzas Armadas.
Los datos presentados por un grupo de congresistas que proponen la creación de un "Ministerio de la Mujer y la Equidad de Géneros", en cuando a violencia sociopolítica, dan cuenta de:
  • Cada tres días muere una mujer a causa de la violencia.
  • Cada dos semanas una mujer es víctima de desaparición forzada.
  • Colombia tiene cuatro millones de personas en situación de desplazamiento forzado de los cuales 54% son mujeres, niñas y niños.
  • 50.000 mujeres colombianas son víctimas de la trata de personas.
  • El 45,2% de los hogares desplazados tienen jefatura femenina, siendo el 78,8% de jefatura única (sin cónyuge o compañero).
  • 73 mujeres mueren a causa de la maternidad por cada 100.000 nacidos vivos debido a fallas en la calidad de la atención médica y hospitalaria.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Suponer tan grave como mentir

Camilo Andrés Aljure Saab
 
Suponer es un acto de discriminación cuando tomamos la palabra que le corresponde a otros, violenta el derecho a expresar y elimina la posibilidad de conocer la realidad o verdad.
 
Suponer: dar por sentada una cosa.
Suposición: opinión que no está sustentada en pruebas positivas.
Definiciones del diccionario Larousse.
 
¿Ha pensado cuántas de sus conversaciones o actuaciones se basan en suposiciones? ¿Es consciente de las implicaciones de hablar o actuar basándose en éstas?
 
Hablar o actuar basándose en suposiciones elimina la doble vía que se requiere como requisito básico para comunicar. Es un acto tan irresponsable como mentir, porque usted puede llevar a la generación de percepciones inadecuadas, crear falsas expectativas y deteriorar la imagen y la credibilidad de otros, generando desconfianza e incluso propiciando el que otros comuniquen equivocadamente.
 
Suponer puede ser causa de un malgasto enorme de recursos propios y de terceros, cuando desarrollamos o inducimos a otros, sin basarnos en datos y hechos objetivos, a realizar acciones desacertadas e inefectivas frente al logro de objetivos personales o profesionales.
 
Con base en lo anterior, no es temerario afirmar que:
 “indudablemente suponer es un acto no ético y un acto improductivo”
 
En la conclusión anterior es importante enfatizar que no hablo de suposiciones académicas o científicas, ni de las válidas suposiciones que podemos usar cuando estamos construyendo escenarios del futuro. Las suposiciones sobre las que concluyo son aquellas que hacemos sobre hechos ya dados del pasado o del presente que están sujetos a validación.
 
Ahora bien, ¿por qué suponemos? o dicho de otra forma, ¿por qué opinamos o actuamos sin basarnos en pruebas positivas? Podríamos caer en el error de suponer por presiones de tiempo, por pereza, porque nos parece más fácil que corroborar, porque tenemos relaciones deterioradas con las personas que conocen la realidad de los temas en los que suponemos, por vergüenza o por temor a consultar, porque no tenemos acceso o desconocemos las fuentes de información o porque queremos acomodar una situación determinada para sacarle provecho en pro de nuestros objetivos, o porque simplemente confiamos en nuestro olfato y su intuición.
 
Son de diversa índole las posibles causas que nos llevan a realizar suposiciones bajo el contexto dado, yendo desde características de personalidad, pasando problemas de actitud, hasta llegar a la deficiencia de recursos de información. Cualquiera que sea la causa es fundamental ser consciente de ella y buscar eliminarla porque, lo que si es cierto, es que las consecuencias y los costos de hablar o actuar con base en suposiciones, son sin lugar a dudas mucho más altos que evitar hacerlo.
 
Además de ser conscientes de las consecuencias y costos que acarrea el “mentir, opinando, afirmando o juzgando con base en una suposición”, debemos asumir el riesgo que esto implica para quienes lleguemos a hacerlo: ¡la pérdida de nuestra credibilidad! Y ese riesgo, ¡demasiado alto!, puede ser descrito por una frase célebre de Friedrich Nietzche:
 
“Lo que me anonada no es que me hayas mentido,
sino que en lo sucesivo no podré creerte”
 
Por todo lo que he descrito, ¡le invito a que CONFIRME!
 
Cerciórese de que lo que dice está basado en datos y/o hechos.
Omita juzgar, opinar o actuar si su fuente no es directa o fidedigna.
Nunca crea todo “lo que se dice por ahí” Corrobore.
Fomente la retroalimentación.
Invite a los directamente involucrados a expresarse.
Recabe toda la información pertinente. No deje vacíos informativos. 
Mantenga buenas relaciones y manténgase al día en conocimiento e información.
Evite hablar por otros sin su consentimiento

martes, 16 de noviembre de 2010

Así utilizó el DAS a los periodistas

Por: Pablo Medina Uribe, 10 de Noviembre

Entre las muchas cosas que reveló a la Fiscalía Gustavo Sierra, quien fuera Jefe de la Oficina de Análisis del DAS, es que el DAS filtraba información (fuera verídica o no) a los periodistas para desprestigiar a opositores del Gobierno. Según Sierra, algunos directores de la entidad les pusieron a sus jefes de prensa la tarea de divulgar información focalizada a ciertos periodistas.

Su declaración se suma a los testimonios de varios exfuncionarios del DAS que indican que esta no fue la única manera en la que el DAS utilizó a los medios de comunicación. Fueron tres las estrategias utilizadas:

Filtración de información falsa

Algunos funcionarios del DAS tenían la tarea de filtrar información falsa a sectores de la prensa con el fin de desprestigiar a ciertas personas o entidades de la oposición.

El gobierno de Uribe ya había negado esta estrategia en un comunicado, de mayo del año pasado emitido después de las primeras declaraciones del ex jefe de Contrainteligencia del DAS, Jorge Alberto Lagos. “Como podrán certificar los medios de comunicación que publicaron investigaciones al respecto, los funcionarios de la Casa de Nariño les prestaron su colaboración, pero no influyeron en los contenidos ni en la forma de esas publicaciones”, decía el comunicado.

Pero algunos de funcionarios del DAS han confesado lo contrario. Por ejemplo, Germán Ospina, exdirector del Grupo de Inteligencia del DAS, GONI, dijo en su testimonio ante la Procuraduría: “es mi deseo confesarle al despacho que mucha de esta información fue dada a conocer a los medios de comunicación por orden de Presidencia, según me lo manifestaba el capitán Lagos”.

Uno de los casos más sonados en los que esta estrategia fue utilizada es el de la supuesta foto de Ascencio Reyes. El controvertido empresario había invitado a algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia a un viaje a Neiva en 2006 para un homenaje al entonces Presidente de la Corte, Yesid Ramírez.

En noviembre del año siguiente Bernardo Moreno, Secretario Privado de Presidencia, le pidió a Mario Aranguren, entonces a cargo de la Uiaf, y a María del Pilar Hurtado, entonces directora del DAS, que investigaran ese viaje que podría establecer alguna relación que comprometiera a los magistrados o al entonces Fiscal Mario Iguarán. En abril de 2008 Moreno convocó a una reunión para enterarse de los resultados de esta investigación y ese mismo mes en El Tiempo y en Semana aparecieron artículos
denunciando las relaciones entre Giorgio Sale, magistrados, Ascencio Reyes y Mario Iguarán. Semana, además, incluyó una foto de Mario Iguarán junto a un personaje que Moreno, Hurtado y José Obdulio Gaviria habían determinado que era Ascencio Reyes. Sin embargo, la persona que aparece en la foto no es Ascencio Reyes.

Estos medios luego tuvieron que aceptar que el documento era falso. Semana incluso aceptó que algunas de las especulaciones que había en el artículo, como que Reyes había asistido a la posesión de Iguarán, eran falsas y que “el sanedrín de Palacio preparó la filtración de los documentos a la prensa. El resumen de esos informes salió publicado el domingo en algunos medios, incluida SEMANA”.

En julio, el ex director de Inteligencia Fernando Tabares dijo en declaración ante la Fiscalía, que gracias al error de la fotografía él sabe que el DAS le filtró la información a Semana “ya que la portada de dicha publicación fue la misma en la que tratamos de reconocer al señor Ascencio Reyes junto al Fiscal General de la Nación” y que para él, “la intención de la filtración y de la publicación de la [información] no era otra que afectar y desprestigiar a la Corte Suprema de Justicia y al Fiscal General de la Nación”.

En sus declaraciones, Tabares también mencionó el nombre de la columnista de El Tiempo Salud Hernández. Según el exdirector de Inteligencia, en junio de 2008, fue citado a la oficina de María del Pilar Hurtado, donde encontró a la entonces Directora reunida con la periodista. Allí esperaron al Capitán Jorge Lagos que, según Tabares, cuando llegó “nos indicó que por instrucciones también de la Casa de Nariño había que entregarle cierta información a la citada periodista con relación a lo que nosotros denominamos ‘Caso Paseo’”, es decir, la investigación a Ascencio Reyes.

Tabares recuerda que él dejó la oficina y “Jorge Lagos quedó, por así decirlo, a cargo de la citada periodista, quien posteriormente el 15 de junio de 2008 publica una columna en El Tiempo que tituló ‘La paja en el ojo ajeno’, en la que comentaba algunos temas relacionados con algunos magistrados de la Corte”.

En efecto, Hernández publicó una columna en ese diario el 15 de junio de ese año con ese nombre que comienza con la frase “Los magistrados faltaron a la verdad” en la que los relacionaba con dineros de Ascencio Reyes y, en particular, a Yesid Ramírez con Giorgio Sale. Refiriéndose a los jueces dice: "En lugar de dar explicaciones veraces, salen con ridiculeces como que las revelaciones forman parte de un complot para embadurnar con infamias a la Corte Suprema a fin de favorecer a los parapolíticos". La Silla Vacía intentó contactar a Hernández para verificar la existencia de esta reunión, pero no fue posible contactarla.

Divulgando la valija

En sus testimonios, el exsubdirector de Análisis de la Dirección Nacional de Inteligencia, Gustavo Sierra, describe el proceso de “la valija”, una modalidad que supuestamente utilizaba el DAS para mantener informada a la Casa de Nariño sobre sus opositores políticos.

Esta estrategia, implementada según Sierra desde principios de 2006 por el entonces Director Andrés Peñate, consistía en transportar a través de una detective atractiva -que no sabía qué llevaba- un maletín con varias claves con documentos de alta importancia para el Secretario General de la Presidencia y otros altos funcionarios. Sierra precisó que además la estrategia de Peñate consistía en pedirle a su jefe de prensa que filtrara parte de estos documentos a medios de comunicación “con el fin de neutralizar las intenciones de los políticos”.

La exsenadora Piedad Córdoba es una de las personas sobre las cuales cayó esta estrategia. Fernando Tabares, en su declaración, cuenta que en 2008 Marta Leal recibió instrucciones de Peñate para obtener información de una estadía de Córdoba en México en 2007, información que, según él, le fue entregada a la senadora Nancy Patricia Gutiérrez para que la utilizara en un debate en el Congreso.

Tabares también afirma que se investigó el giro de dineros de la empresa Monómeros Colombo Venezolanos a Córdoba por casi trescientos mil dólares. Según Tabares, la información relacionada con esta empresa “por instrucciones de la señora Directora [María del Pilar Hurtado] se filtró en agosto del 2008 a medios de comunicación colombianos, si mal no recuerdo a El Espectador, quien hizo una publicación sobre esto el 14 de agosto del 2008”. Tabares aclara que los encargados de coordinar la entrega eran Sierra y el Jefe de la Oficina de Prensa, Óscar Galvis, el primero siguiendo órdenes suyas, y el segundo de Hurtado. En el día mencionado por Tabares, El Espectador publicó una historia vinculando al movimiento bolivariano venezolano con Córdoba a través de la empresa Monómeros.

Otra de las personas mencionadas por Sierra como blancos políticos del DAS es Carlos Lozano, Director del periódico Voz, semanario del Partido Comunista, quien fue acusado de colaborar con las Farc por información que se encontraría en el computador de Raúl Reyes. Sierra dice que María del Pilar Hurtado le pedía constantemente a su subalternos informaciones sobre Lozano y que “la ex directora del DAS ordenaba que se difundieran a través de los medios de comunicación reportes que dejaban entrever alguna relación del periodista con las Farc para desprestigiarlo públicamente”. La Fiscalía lo llamó a indagatoria por el caso de la Farc-Política en septiembre de 2008 pero, según lo que él declaró esta semana en La F.M., no se probó nada en su contra

Utilizando periodistas como espías

Según declaraciones de varios funcionarios, el DAS también se habría valido de la ayuda de algunos periodistas a quienes les pasaban informaciones falsas o privilegiadas para que, con ellas, pudieran modificar la agenda nacional. Este tipo de operación tenía dos modalidades diferentes. Por una parte, funcionarios del DAS se reunían con ciertos periodistas y les entregaban cierta información. Y a otros periodistas les entregaban dinero a cambio de información sensible de “blancos políticos”.

William Romero, quien estaba encargado del área de Fuentes Humanas, le entregó a la Fiscalía unos archivos que había escondido el año pasado para poder acogerse al principio de oportunidad. En esos documentos, hay evidencias de que el DAS reclutó al menos dos periodistas para pagarles por información. Según las investigaciones, uno de estos periodistas es oriundo de la Costa Atlántica y estaba encargado de entrevistar a paramilitares y a personas cercanas a Salvatore Mancuso para encontrar eventuales contactos con magistrados de la Corte. Este periodista hasta habría recibido un cuestionario del DAS para hacer sus entrevistas, preguntando cosas como "¿Supo de favores de personajes públicos, de magistrados, al señor Mancuso?", entre otras.

El otro periodista, según los documentos judicializados, trabajaba en el Congreso. Allí, entre 2007 y 2008, entrevistó a algunos políticos de izquierda, incluyendo a Gustavo Petro, para luego suministrarle información confidencial sobre estas personas al DAS. La pista de este personaje podría ser encontrada próximamente, pues los investigadores siguen el rastro que dejó al haber firmado recibos y reportes como “U-3”

sábado, 13 de noviembre de 2010

ACSA lamenta fallecimiento del "Puky Vega"


El Puky Vega bailando en trencito durante la fiesta los 18 años de Coopercom.
Barranquilla, 13 de noviembre de 2010-  La mañana  de este sábado 13 de noviembre nos sorprendió a la ciudad de Barranquilla con la noticia del fallecimiento en la madrugada del reconocido “Puky Vega”, como él mismo se hizo llamar.

José de Jesús Vega Orozco será recordado por los comunicadores, periodistas y ciudadanía en general por su estilo mordaz y sarcástico con el que se caracterizó  y por su espíritu político que lo abalanzó a ser candidato por elección popular en varias ocasiones.

Fue sin duda un hombre que despertó mucha opinión por su gran personalidad, es fácil recordar su singular porte, casi siempre con una gran sombrilla, portando un sombrero y vestido de blanco que hacía contraste con sus pecas y tez también clara.

Sin duda, todos los que tuvimos la oportunidad de tener relación con el “Puky” tendremos que recordar algún pasaje anecdótico.

Puedo recordar en nuestros últimos encuentros en eventos con periodistas, su sonrisa amplia y amabilidad, diciéndome en voz alta que cuándo sería aceptado para ser asociado de ACSA, acompañado de una carcajada muy al estilo de nuestra región, esa risa fresca y desahogada que sólo se presta a reconocer la riqueza de nuestro ser Caribe, las mismas que provocaba cuando hacía sus críticas a la clase política y social local.  

Todos los que conocimos al “Puky Vega” sabemos que cuando algo no le gustaba lo manifestaba sin tapujos sin importar a quien, pero esa era su personalidad, la que ya aceptábamos como parte de él sin desconocer su riqueza como ser humano.

El Puky fue el creador del periódico “Macondo Today”, original por su versión en español e inglés, el cual él mismo comercializaba. Estuvo trabajando en varios medios de comunicación, y no se puede dejar de recordar su paso por Emisora Atlántico, donde tuvo una sección para hablar de la “provincia olvidada”, en la que hizo críticas a importantes personajes de la vida pública local.

Defensor de su natal pueblo Arenal, Bolívar y murió un sábado 13 de noviembre de 2010.

ACSA lamenta el fallecimiento de este hombre, de este periodista,  quien no mostraba signos de enfermedad aparente y quien será recordado por el gremio local de comunicadores y periodistas por ser como era: un ser original.

Deseamos paz en su tumba y consuelo para sus familiares y amigos.

Angélica Obando Solano
Presidenta ACSA

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mi encuentro con la realidad de las víctimas


Paz con justicia social piden los pobres de la Región Caribe

Por Angélica Obando Solano
Comunicadora Social – Periodista

Barranquilla, 10 de noviembre de 2010 –

El fin de semana, 6 y 7 de noviembre se llevó a cabo en Barranquilla un encuentro de tipo regional de organizaciones sociales, entre las que habían de mujeres, desplazados por la violencia, empresas comunitarias, asociaciones por la cultura, jóvenes, veedores ciudadanos, comunidades cristianas de diferentes credos, campesinos y una periodista (yo), en el que saltó a relucir la realidad de pobreza, falta de oportunidades, pésima calidad de salud, educación y casos de corrupción, frutos de un análisis de la realidad que a todos atropella.

Una especia de pesimismo logró sentirse, entre este grupo diverso de personas del pueblo Caribe. Campesinos que con su sabiduría natural, aunque suene retórico, pero así es, hicieron una exposición de una Colombia olvidada: la de los pobres.

El reclamo de los presentes a la única periodista, por la falta de visibilidad de ellos y sus quejas en los medios de comunicación no se hizo esperar.

Fui invitada como presidenta de la Asociación de Comunicadores Sociales del Atlántico, y como tal participé, en un encuentro convocado por la Coalición de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia – Comosoc

Conocer la realidad de corregimientos y municipios tan lejanos , como sentir la nostalgia de varios de ellos desplazados por la violencia que deja este conflicto armado es una experiencia inolvidable que llama a la conciencia al periodismo, para mirar más a las víctimas, para investigar y hacer reportajes de profundidad, que ayuden al pueblo colombiano en medio de la guerra a tener esperanzas aún.

Dentro de las exposiciones recuerdo una, la de un señor alto, algo fornido, la mirada cansada, voz que sabe a pueblo y conocimiento, quien reside en el Municipio de Soledad (Atlántico), en la costa norte de Colombia, quien relató cómo tuvo que dejar su tierra de varias hectáreas, de un día a otro, recordando a un compadre que por no creer en las amenazas al día siguiente murió en manos de los Paras.

Decía cómo llegó a la urbe a formar parte de los cordones de miseria, y cómo luego también fue perseguido hasta estas tierras y de las que también le tocó huir a otra parte de la región y refugiarse por allá durante dos años.

Su liderazgo en la Asociación Nacional de Desplazados le mereció las amenazas de su vida. Ahí de pie frente al salón del colegio que acogió el encuentro con su alma serena en contraste con su altura y porte fornido, daban cuenta de una de las entre más de un millón de historias de los desplazados colombianos, quienes hoy ven como sus antiguas tierras son ahora parte de megaproyectos industriales como el cultivo de la palma africana.

Es así que de una manera natural, los colombianos allí olvidados por muchos hicieron uno de los mejores análisis que he podido observar en mi vida, detectaron la consecuente guerra en Colombia, cómo lo que a su parecer es alimentada por el Estado, la “casualidad” del desplazamiento forzado y sistemático con la implantación de megaproyectos que están acabando con los cultivos de alimentos y dejando sin trabajo a los campesinos, la introducción de las multinacionales en dichos proyectos, la corrupción política, acompañado todo ello de una latente reforma a la salud, peor que la de los Decretos de Emergencia Social, acompañada de una pésima prestación del servicio, una victimización de las víctimas,  la falta de inversión en el empleo pero sí en programas sociales que hacen personas dependientes de las “ayudas” gubernamentales, la casi nula participación ciudadana, el miedo, el estado de la educación, inversión en infraestructura vial, en fin… situaciones en algunos lugares peores que en otras.

Entonces, levanta la voz un joven y con tono desconfiado, dice públicamente, lo lógico,  que no logra confiar, harto de las promesas de los políticos o gobernantes. Es el mismo joven que al finalizar la jornada del segundo día se apuntó a ser parte de una nueva generación de esperanzados.

Paz CON justicia social fue la propuesta acogida por todos, en el marco de la unidad que no se logra con discursos sino con trabajo. Pero ante tanta problemática y tantas necesidades, los allí presentes se comprometieron a trabajar por la defensa de un nuevo salud que dignifique a los colombianos y que no nos trate como mercancía/usuario y/o clientes sino como pacientes con derechos. Así que por iniciativa popular miles de colombianos que sólo tienen por arma sus derechos y su libertad de asociación pedirán por la dignificación de la Salud.

Excelente encuentro en el que los periodistas podemos aprender a mirar la realidad de las víctimas de una forma más humana, sin los afanes de sólo la noticia de cuántos muertos fueron, sino en las historias de esperanza que se tejen con base en la unión de los pueblos.

martes, 9 de noviembre de 2010

Sacerdote Jesuita hace un descarnado análisis del modelo informativo de El Colombiano

¿Hay noticias invisibles?

El sacerdote de la comunidad Jesuita, Javier Giraldo Moreno en una carta dirigida a el periódico El Colombiano hace un duro análisis del modelo informativo de este diario de la ciudad de Medellín.
En su escrito hace un clamor por la verdad y la etica al informar, da a entrever la falta de rigor periodístico en el que suuestamente ha incurrido este medio de comunicación de Colombia.

Señala muy detalladamente hechos noticios y la forma en que han sido registardos, favoreciendo la posición de gobierno y víctimizando a las víctimas. Se refiere especialmente a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y las duras consecuencias que han tenido sus habitantes al punto de sufrir, según señala, casi que el exterminio del Estado.

Esta es una carta que vale la pena leer y analizar en las clases de periodismo y en las reuniones gremiales, es necesario que el periodismo haga visibles a los invisibles, los cuales son los más pobres de este país. 

El sacerdote es el autor del libro "Fusil o Toga. Toga y Fusil", en el cual él hace un recuento de la historia de sufrimiento de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, que ha optado por no dejarse involucrar en una guerra ontra su voluntad. Las ventas del libro serán destinadas, según investigué en la página Web del Cinep, a la construcción del Parque Monumento a la Memoria de las Víctimas de dicha comunidad.

Al leer esta carta no pude menos que indignarme y reflexionar sobre la clase de periodismo ligero e irreponsable y a espaldas de las víctimas estamos haciendo, en medio de un conflicto armado interno.


Bogotá, octubre 27 de 2010
 
Señora
ANA MERCEDES GÓMEZ MARTÍNEZ
Directora del diario El Colombiano
Medellín, Antioquia.
 
De toda consideración.
 
Adjunto a este mensaje le envío un ejemplar del libro “Fusil o Toga, Toga y Fusil”, recientemente publicado, en el cual se ha consignado la cronología de violaciones a los derechos más elementales de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó.
 
Como usted bien lo sabe, dicha Comunidad se conformó en marzo de 1997, acogiendo la propuesta de Monseñor Isaías Duarte Cancino, primer Obispo de Apartadó, de reivindicar los derechos de la población civil en medio del conflicto armado, definiéndose como no integrante ni colaboradora de ningún actor armado mediante principios y normas que fueran asumidas comunitariamente.
 
Sin embargo, es también de público conocimiento que la reacción del Estado ha sido intentar el exterminio de esa Comunidad, para lo cual se ha servido de todos los mecanismos posibles: bombardeos indiscriminados; desplazamientos masivos; masacres; ejecuciones extrajudiciales; desapariciones forzadas; torturas; montajes judiciales;destrucción de cultivos; incineración de viviendas; abusos sexuales; pillajes de los bienes de subsistencia; robo de animales de carga y de animales domésticos; asaltos a mano armada para robar los dineros de la venta de productos comunitarios; calumnias e injurias difundidas por los medios masivos; amenazas; anuncios permanentes de exterminio; cooptación de desmovilizados –reales o falsos- para configurar un paramilitarismo enfocado a la destrucción de la comunidad; chantajes; sobornos y prebendas para quienes abandonen la Comunidad; compra de falsos testigos; usurpación de funciones judiciales por
la fuerza pública; empadronamientos ilegales; espionajes a través del DAS a los miembros del Consejo Interno y a los acompañantes; robo de los bienes de los desplazados; poblamiento ilegal de casas de desplazados y de tierras de los desplazados; campañas masivas de desprestigio a través de medios extranjeros; toma permanente de fotografías ilegales y elaboración de álbumes fotográficos para realizar compra de testigos falsos; robo de computadores y teléfonos celulares; interceptaciones telefónicas ilegales; sometimiento de fiscales, jueces, magistrados, procuradores y defensores a las estrategias del Ejecutivo de
eliminación o judicialización; violación de todas las normas procesales en los montajes; invasión de paramilitares en la zona y en los espacios y contornos de la Comunidad de Paz; destrucción de obras simbólicas y sagradas en memoria de las víctimas y garantía de impunidad para los victimarios.

2 Pero la realidad trágica vivida por las víctimas no se refleja ni de lejos en los medios masivos de “información”. Usted podrá comprobar en el libro, Señora Ana Mercedes, que todos los crímenes han sido puestos oportunamente en conocimiento de los Presidentes de la República, de sus ministros, consejeros, órganos de control, altas Cortes, organismos internacionales y nacionales que velan por los derechos humanos y servicios diplomáticos, sin lograr hasta ahora detener la barbarie ni que se haga justicia. Una verdadera política de Estado se puede evidenciar en el plan de exterminio de la Comunidad de Paz.
Muy otra, sin embargo, es la imagen que los lectores de El Colombiano se han formado de la Comunidad de Paz. No sólo el silenciamiento de los crímenes y la protección mediática a sus autores, sino, lo que es más grave, la tergiversación de los hechos y la estigmatización de las víctimas, se constituyen en actitudes sistemáticas del diario que usted dirige, las cuales merecen el más radical repudio de quien tenga principios éticos.
 
Fue repulsivo, por ejemplo, el tratamiento que su diario le dio a la masacre del 21 de febrero de 2005, en su mismo editorial (Editorial del viernes 4 de marzo de 2005), en el cual no sólo critica a quienes denuncian a los verdaderos autores del crimen sino que acusa a los denunciantes de querer entorpecer la reelección del Presidente Uribe y aboga por la presencia de la fuerza pública en el caserío, a pesar de los graves  señalamientos de ser los autores de la barbarie.
 
Igualmente repulsiva fue la acogida que su diario le dio al falso testigo que los militares buscaron para engañar a la opinión pública (artículo: “Delación,única pista de masacre”, 4 de marzo de 2005, pag. 3 a), tomando sus mentiras como la verdadera versión de los hechos y divulgándolas masivamente sin discernimiento alguno.Causa indignación comprobar que, una vez desenmascaradas las mentiras por la misma“justicia” en la que su diario dice creer, no se dio ninguna autocrítica ni se intentó corregirlas falsedades difundidas, ni reparar los daños enormes causados a las víctimas.
 
Uno sepregunta qué conciencia ética puede tener un medio de “información” al que no le preocupa haber servido de instrumento, voluntaria o involuntariamente, para tan atroces ardides.
La difusión de artículos de columnistas de reconocida ideología fascista, bajo la disculpa de respeto a la “libre opinión”, pero cuando los articulistas toman como base de sus “opiniones”, falsedades y mentiras que causan enorme daño a sus víctimas, de ninguna manera puede eximir de responsabilidad en esos daños al diario que los difunde. Así, por ejemplo, los artículos del ex Ministro Fernando Londoño Hoyos, del ideólogo Ernesto
Yamure, del periodista Plinio Apuleyo Mendoza y otros que se expresan en su diario y que se han ensañado contra la Comunidad de Paz de San José de Apartadó apoyándose en  falsedades de evidente perversidad, ponen al descubierto la ineludible responsabilidad de El Colombiano en una campaña inicua de difamación y de estigmatización inspirada por agentes del Estado con miras a legitimar todos los crímenes enumerados en el tercer párrafo de esta carta. ¿No cree usted, Señora Ana Mercedes, que cuando el Señor Fernando   Londoño afirma en su columna de El Colombiano (8 de marzo de 2005, pag. 5 a) que “San José de Apartadó es un enclave de las FARC donde mandan a sus anchas …” etc., no está expresando una “opinión” sino difundiendo una mentira de criminales consecuencias para sus víctimas, toda vez que el Estado, y muy especialmente el Gobierno del Presidente Uribe, se ha apoyado en esas “verdades” para masacrar civiles presentándolos como “combatientes”? ¿Se cree usted eximida de responsabilidad en esa estrategia criminal? 

3 Y ¿qué decir de las “informaciones judiciales” que su diario difunde? El 21 de marzo de 2007 (pag. 12 a) usted presentó la capturas de jóvenes campesinos de San José como responsables del atentado al establecimiento La Barra Cervecera de Apartadó, ocurrido el 22 de mayo de 2004, difundiendo masivamente sus fotografías. Uno de ellos, gracias a la “información” masivamente difundida de El Colombiano, comenzó a recibir en la prisión amenazas de muerte de paramilitares, quienes creyeron a ciegas en la “información” de El Colombiano y por ello le anunciaron que cuando saliera de la cárcel sería asesinado sin compasión. Hoy es claro que todo fue un montaje urdido por el agente de DAS Renember Fernández Curico, la Intendente investigadora del CEAT Sandra Janeth Gil, con la complicidad de la Fiscal 51 Especializada, María Fabiola Mejía Muñetón. A uno de los detenidos le pagaron cinco millones de pesos para acusar a los otros, autoinculpándose él mismo, abusando de manera escalofriante de su ingenuidad jurídica y de su ambición de dinero.
 
 ¿Por qué, una vez que la misma “justicia” en la que dice creer El Colombiano, los absolvió, su diario no ha reparado tan criminal “información”?. ¿Ignora usted, Señora Ana Mercedes, las consecuencias tan terribles que este montaje tuvo para sus víctimas, sus familias y sus comunidades? ¿No le causa esto ninguna preocupación ni remordimiento? Lo mismo puede decirse de la “información” aparecida en su diario el 23 de febrero de 2007 (pag. 8 a) titulada “Cae miliciano por atentado en Urabá”.
 
Seguramente usted“creyó” en las informaciones que la fuerza pública, autora de ese montaje tan infame  y criminal, le envió a su diario, y no tuvo duda en estigmatizar a este pobre campesino, arruinando su reputación por el resto de su vida y entregándolo a la sevicia de militares y paramilitares que se apoyan en esas “noticias” para ejecutar a falsos “combatientes” a granel. Pero es un hecho que usted no le hace ningún seguimiento a esas falsedades ni al parecer le importa comprobar si fueron ciertas o falsas; hace caso omiso de las
consecuencias terribles que tales “informaciones” tienen en las víctimas, sus familias y sus comunidades; participa –consciente o inconscientemente, no lo sé- en las cadenas perversas de difamación y estigmatización impulsadas desde el Estado, y cuando la misma “justicia” absuelve a los inocentes, no es capaz de rectificar, devolver el buen nombre ni reparar los horrores causados. ¿Cree usted que es éste un periodismo ético?
 
Consecuencias aún peores han tenido las falsedades proferidas por el mismo Presidente Uribe, cuyas políticas y actuaciones al parecer usted defiende a toda costa sin importar las consecuencias, difundidas masivamente desde su El Colombiano. El 21 de marzo de 2005 (pag 2 d) su diario retomó las frases textuales del Presidente Álvaro Uribe al concluir un consejo de seguridad en Carepa, en la Brigada XVII, en las cuales incluía 5 graves calumnias contra la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Seguramente la autoridad que para usted revestía el delincuente, no le hizo dudar en difundir tal cadena de falsedades.
La sentencia de la Corte Constitucional (T- 1191/04) deja muy en claro que el Presidente estaba cometiendo allí un delito que debía recibir tratamiento penal, disciplinario, de control político, de Acción de Tutela y de justicia internacional y que estaba violando de manera flagrante artículos neurálgicos de la Constitución Nacional. La denuncia de la Comunidad trasegó durante 5 años por la Cámara de Representantes y altos tribunales, hasta ser objeto de archivo por la Plenaria de la Cámara el pasado mes de agosto, sin haber
investigado nada y con argumentos tan vergonzosos que llevaron a un grupo de congresistas a remitir el caso a la Corte Penal Internacional. Uno se pregunta, nuevamente, si las preferencias políticas de un diario que se dice de “información” masiva, puede pasa.

4 por encima de la Constitución y de los Derechos Humanos universales. ¿Dónde queda el Derecho a la Verdad? ¿Dónde queda el derecho de los ciudadanos a una Información Veraz y Confiable? ¿Autorizan las adhesiones políticas partidistas y personalistas a una complicidad con el delito?
 
¿Qué decir de las falsedades proferidas por el General Pauxelino Latorre, difundidas en El Colombiano el 22 de febrero de 2003 (pag. 11 a)? Allí presentaba a los ocupantes de un campero que se movilizaba entre Apartadó y San José el 12 de febrero, todos detenidos arbitrariamente, como integrantes del frente Otoniel Álvarez de las FARC, quienes llevaban explosivos. La estigmatización de la Comunidad de Paz fue entonces masiva, gracias a El Colombiano y otros medios. Ninguno de ellos escuchó a las víctimas ni a la Comunidad ni le hizo seguimiento alguno al caso para darse cuente de que se trataba de uno de los montajes más criminales, pues habían planeado asesinar a dos miembros del Consejo Interno de la Comunidad y para ello introdujeron una caja con explosivos en el campero, todo planeado entre militares y paramilitares.
 
Nuevamente se pregunta uno qué criteriosexisten en medios tan importantes y de tan alto tiraje, para evaluar las fuentes de sus“informaciones”. Se comprueba que no hay el menor interés de escuchar a “la otra parte”,es decir, a las víctimas o a los acusados. ¿Hay allí una base de objetividad? ¿Por qué una ausencia tan radical de toda ética periodística? ¿Son conscientes las directivas de losenormes males que causan? ¿Les importa algo esto o es eso lo que directamente buscan?
 
Especial indignación y repugnancia causó el tratamiento de la “noticia” sobre el asesinato de Doña Margarita Giraldo Úsuga el 24 de diciembre de 2007 (EL Colombiano, diciembre 26 de 2007, pag. 10 a), donde en muy pocas líneas se afirma que la Brigada XVII reportó un “enfrentamiento” en zona rural, encontrándose posteriormente “los cuerpos sin vida de dos supuestos integrantes de las FARC”. Así se informó sobre el asesinato infame de una matrona, ama de casa, altamente apreciada por todo su entorno geográfico como mujer de especiales virtudes sociales y hospitalarias. Nada se dice de la falsedad del combate; del infame montaje; de la presentación de su cadáver como “guerrillera muerta en combate” cuando en realidad estaba recogiendo unas yucas en su huerta; del infame pillaje y  ametrallamiento de su vivienda; de las amenazas a su esposo y a su hija para que afirmaran en la Fiscalía que ella “era guerrillera”, o de lo contrario morirían todos los de su familia; del ensañamiento en sus restos mortales por parte de Medicina Legal y el CTI, descuartizando su cadáver y partiendo en pedacitos sus vísceras para regarlas por todo el cuerpo, de modo que no se pudiera oficiar decentemente un funeral. Toda esta ignominia no tiene cabida en la “información” que recibe la sociedad, pues, según su Editorial del 4 de marzo de 2005, eso desprestigiaría a las fuerzas armadas y al Presidente Uribe. No hay palabras para calificar los hechos del silenciamiento, la tergiversación, la manipulación, la falsedad, la mentira, ínsitos en este modelo de “información”. ¿Es usted consciente, Señora
Ana Mercedes, de todo esto? ¿Dónde está la ética informativa? ¿Sigue creyendo usted en sus “fuentes” que la han llevado a participar en tantos horrores?
 
Son muchos los casos en que su diario, obsecuente con las instituciones militares, judiciales y administrativas y con su “verdad”, que no requiere, al parecer, para usted, ninguna verificación ni investigación, ni mucho menos una exploración de la verdad de las víctimas, ha contribuido a arruinar la reputación de infinidad de víctimas, a causar infinitos sufrimientos en sus familias y comunidades, a pisotear la honra y los derechos elementales de quienes son estigmatizados y condenados por una “justicia” de montajes y por un Estado
que busca exterminar a multitud de inocentes.
 
¿Cree usted, Señora Ana Mercedes, que un país puede conformarse con este tipo de “información”? ¿Quedará satisfecho el derecho de una sociedad a la verdad y a recibir informaciones veraces y honestas? ¿No cree usted, que se impone una reforma radical del estatus de los medios para erradicar el derecho a la mentira en que se han fundado hasta ahora? ¿Es legítimo que el derecho a la verdad y a la información esté en manos de personas privadas que “informan” de acuerdo a sus preferencias ideológicas y a sus connivencias con autoridades corruptas y criminales, sin que las víctimas ni los sectores sociales deprimidos tengan alguna espacio para contar su verdad? ¿Qué concepto tiene usted de la ética y de la justicia?
 
Quiero invitarla a que reflexione en los enormes sufrimientos y ruinas que ha causado su modelo “informativo”; a que revise sus fuentes; a que tome conciencia de las complicidades a que la han arrastrado las fuentes que usted considera sagradas; a que transforme radicalmente su diario de cara a los que no tienen voz y son víctimas de todos los poderes; a que repare los daños tan enormes que en tantas familias humildes ha producido.
 
Sería de desear que usted ayudara a diseñar un modelo de información donde tenga alguna cabida el derecho de la sociedad a la verdad; el derecho a la expresión de quienes no tienen dinero ni poder; el derecho a la honra de quienes son difamados y estigmatizados por las instituciones que quieren hacer de ellos “falsos positivos” para fingir éxitos militares.  

Atentamente,
Javier Giraldo Moreno, S. J.

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